31/7/08

La batalla del amor

Amor mío, han sido tantos años de no saberte bien,
que hoy sólo te puedo escribir desde mi soledad en exilio…
He aquí un poco de lo que queda de esta guerra sin sentido.
Acepta pues, vida mía, estas disertaciones sin más desdén.
Imagino tu beso sin el miedo a la muerte de muchas muertes,
siento el calor de tu abrazo sin el rencor de tus pasiones,
vibro con el cantar melodioso de tu altar sin intromisiones…
para lentamente… en silencio, renovar cada día mis emociones.
Sin embargo, asomo por la ventana, en silencio taciturno,
Y no puedo evitar sentir el dolor del desarraigo...
Estas luchas han dejado su sabor a sal y amargo
Han marcado mis historias, han asesinado a mi hidalgo.
Veo a tus ojos y quisiera pensar que la quietud de tu amor
puede absorber el amanecer incierto de esta pobreza,
Quiero pensar que de algo sirve el valor incalculable del fervor,
Quiero creer que la espada puede dar algo más que grandeza.
Más soy realista, mi pueblo muere, sus sueños fallecen
Y mientras las calles son testigas de mi inagotable amor,
Mira un desplazado…
la miseria y la brecha florecen,
Podemos ser felices? Sabemos a ciencia cierta que no.
Así que te pido, por tu amor y el mío, es decir, por el nuestro
Que hagamos un trato, con nosotros, con la vida, con el país,
Elevemos nuestra alma hasta el cielo en un solemne concierto,
Que mis manos y las tuyas tiñan de mil colores el negro tapiz.
Te pido que construyamos con tu voz y mi voz una canción,
De amor, de aliento, de esperanza, de fe, de ensoñación
Una canción que ilumine el camino de la transformación
Que avive la llama de una verdadera y única revolución.
No te pido que empuñes el arma que matará a mi hermano,
No te pido que creas que así lograras salvarlo de otros,
No te pido que sacrifiques tu vida, solo que nos hagas dignos,
De este amor tan grande que se escapa de mi débil mano.
Deja por favor de creer que la violencia lleva a la paz,
Tú y yo sabemos que su designio siempre es fatal,
Deja el camino de la muerte, y sígueme al presente
Luchemos con la espada que por siempre será ausente
Sólo por hoy y cada día permíteme abrazarme a tu sueño,
Permíteme creer que los sueños no siempre sueños son,
Cíñete a mi cintura y naveguemos por el mar del ensueño
Mientras trazamos un plan para dejar atrás este mal sazón.
Permíteme enseñarte que la historia no es una condena,
Déjame construir un puente de palabras que nos reconcilie,
Que nos enseñe una nueva forma de enterrar tanta pena,
Deja que invente un poema tan suave como tu propia miel.
Amor!, Dime por hoy y cada día… que sabes que el mañana
Es mejor si no apuntas a este pobre corazón en rostro de otro,
Dime por hoy y cada día que ya no importa cuanto hay de oro,
Si hoy, y por cada día podemos crecer en el arte de la alquimia.
Permíteme ser la hechicera que sane tu corazón de tanta herida,
Déjame llenar de besos las balas que ya no verán otra alma,
Deja que en una noche de pleno solsticio y luna menguada
surta efecto el sortilegio de mi amor en tu combatiente alma,
Déjame iniciar una lucha sin armas que revolucione la patria,
Que las letras del amor puedan evocar de nuevo la calma,
Que al venir tú a mí, a nuestro olvidado y relegado amor
En un acto de magia sagrada se borre el ancestral rencor.
Sólo respóndeme,
libérame de tanta soledad hecha mía,
Sólo por hoy y cada día, permíteme dejar de ser muerte,
enséñame a ser vida…
sólo por hoy y cada día!.

Autora: Aura María Torres Reyes
documento de identidad: CC. 52088388
Oficio o profesión: Psicóloga
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